WASHINGTON (Reuters) - El Gobierno de Estados Unidos inició el martes una paralización parcial por primera vez en 17 años, dejando potencialmente a hasta un millón de trabajadores con de baja sin sueldo, cerrando parques nacionales y frenando proyectos de investigación médica.
Las agencias federales recibieron la orden de reducir sus servicios después de que los congresistas no lograron superar sus diferencias, lo que planteó nuevas preguntas sobre la capacidad de un Congreso profundamente dividido para realizar sus funciones más básicas.
Después de que los republicanos con mayoría en la Cámara de Representantes presentaran una oferta de última hora para salir del estancamiento, el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, rechazó la idea, diciendo que no iban a entrar en negociaciones formales sobre gasto "con un arma apuntando a nuestra cabeza", en la forma de un cierre del gobierno.
Tras pasar el plazo límite a medianoche (04:00 GMT), republicanos y demócratas en la Cámara continuaron echándose las culpas, en un intento de evitar la posible ira de los ciudadanos.
Si se llega pronto a un acuerdo sobre una nueva ley de financiación el cierre podría durar solo unos días, pero no se ven muestras de que haya una estrategia que pueda reunir a ambos partidos.
La disfunción política en el Capitolio también generó nuevas preocupaciones sobre si el Congreso puede cumplir con un plazo de mediados de octubre para aumentar el techo de deuda de 16,7 billones de dólares.
Con un ojo puesto sobre las elecciones legislativas del otoño de 2014, ambos partidos intentaron rechazar su responsabilidad por la paralización del gobierno.
El presidente Barack Obama acusó a los republicanos de estar demasiado comprometidos con los conservadores del Tea Party en la Cámara de Representantes y dijo que la paralización podría amenazar la recuperación económica.
Lo que está en juego es especialmente alto para los republicanos, quienes intentan recuperar el control del Senado el próximo año. Los sondeos muestran que posiblemente se llevarán la mayor parte de la culpa, tal como ocurrió durante el último cierre en 1996, bajo la presidencia del demócrata Bill Clinton.
"Alguien va a ganar y alguien va a perder", dijo el encuestador Peter Brown de Quinnipiac University. "En comienzo, Obama y los demócratas tienen una leve ventaja".
POLARIZACIÓN POLÍTICA
El cierre, la culminación de tres años de gobierno dividido y polarización política creciente, fue encabezado por el Tea Party, unido en su rechazo a Obama, a la ley de reforma del sistema sanitario aprobada por el presidente y las promesas electorales que hicieron de controlar el gasto público.
Obama se negó negociar las exigencias republicanas y advirtió que una paralización podría "arrojar una llave en el engranaje de nuestra economía".
Algunas oficinas de Gobierno y parques nacionales se cerrarán, pero el gasto para las funciones esenciales relativas a la seguridad nacional y pública continuarán, incluido el pago a los soldados del Ejército de Estados Unidos.
"No es sorprendente que haya una paralización, lo sorprendente es que esto no haya ocurrido antes", dijo el estratega republicano John Feehery, un exasesor del Capitolio.
"Tenemos un gobierno dividido con visiones tan diametralmente opuestas, necesitamos una crisis para obtener cualquier tipo de resultados".
En las horas previas al plazo, el Senado reiteradamente eliminó medidas aprobadas por la Cámara de Representantes que vinculaban la financiación temporal para las operaciones del Gobierno a postergar o reducir la reforma sanitaria conocida como Obamacare. El Senado insistía en financiar al Gobierno hasta el 15 de noviembre sin condiciones especiales.
Si la paralización representa otra molestia en el camino para un Congreso cada vez más disfuncional o si es una señal de un quiebre más alarmante en el proceso político podría ser determinado por la reacción entre los votantes y en Wall Street.
"La clave de esto no es qué ocurre en Washington. La clave es qué ocurre en el mundo real", dijo el estratega demócrata Chris Kofinis. "Cuando el ciudadano de a pie se comience a rebelar, y los mercados financieros comiencen a caer, entonces veremos qué hacen estas personas".
Un sondeo Reuters/Ipsos mostró que cerca de un cuarto de los estadounidenses culparían a los republicanos, un 14 por ciento a Obama y un 5 por ciento responsabilizaría a los demócratas en el Congreso, mientras que un 44 por ciento dijo que todos eran responsables.
Una revuelta esperada entre los republicanos moderados de la Cámara de Representantes se desvaneció temprano el lunes, después de que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, hiciera llamamientos personales a muchos de ellos para que lo apoyaran en una votación de procedimiento clave, dijo el representante republicano Peter King.
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