MADRID (Reuters) - El estado de la auxiliar de enfermería española que contrajo el ébola al tratar a dos enfermos repatriados de África ha empeorado, informó el jueves el hospital Carlos III de Madrid en el que se encuentra ingresada junto con otras 13 personas en observación.
"Ha empeorado pero no puedo dar más información", dijo a los medios la subdirectora del hospital, Yolanda Fuentes, a las puertas del centro.
Fuentes no aportó datos sobre el tratamiento que estaba recibiendo la enfermera, quien dijo que había pedido que no se traslade ninguna información sobre su estado de salud ni sobre su situación clínica.
Teresa Romero, de 44 años, es el primer caso de ébola contagiado en Europa y se encuentra aislada desde el lunes, cuando se detectó que había contraído la enfermedad después tratar a los dos religiosos españoles repatriados desde Liberia y Sierra Leona este verano y fallecidos poco después.
Otras 13 personas, entre ellas el marido de Romero, se encuentran en observación aislados en el centro madrileño. Los últimos siete ingresos se produjeron en la noche del jueves, dijo el hospital La Paz-Carlos III en una actualización del estado de los pacientes ingresados.
Los últimos en llegar al hospital, todos sin síntomas de la enfermedad, son dos enfermeras y un enfermero, una médico, un celador y dos peluqueras que estuvieron en contacto con la enfermera infectada.
La paciente había visitado a varios médicos durante una semana antes de que se le detectara el virus infeccioso tras ingresar en el hospital de Alcorcón (Madrid) próximo a su domicilio.
Los nuevos ingresos están en la misma planta que el marido de la infectada, reservada para vigilar a los contactos de alto riesgo que no tienen síntomas, donde también se encuentran otros cuatro médicos que la atendieron.
El hospital dijo por la noche que también había dado el alta a un enfermero del equipo que había tratado a los religiosos, después de dar de alta a otros dos pacientes en vigilancia al dar negativo en el último test de ébola.
El hospital que estaba evacuando otra planta del hospital con 18 pacientes - que serán dados de alta o trasladados a otros centros de la región- para dejar sitio a un equipo de unos 10 trabajadores sanitarios que se encargarán en exclusiva de tratar a los pacientes relacionados con el ébola.
El peor brote de la historia de esta enfermedad, iniciado en marzo en África occidental, ha causado la muerte de más 3.400 personas en Guinea, Sierra Leona y Liberia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ve inevitable que haya más casos de contagio en Europa en los próximos meses.
¿FALLO DE PROTOCOLO O DESCUIDO?
Las autoridades sanitarias españolas han defendido los protocolos sanitarios seguidos en el traslado de los dos religiosos desde África, y apuntan a que el contagio pudo deberse a un descuido de la enfermera, que se prestó voluntaria a atender a los religiosos en el mismo centro en el que hoy ella se encuentra aislada.
Según los responsables médicos, pudo contraer el ébola al tocarse la cara con los guantes con los que había accedido a la habitación del religioso Manuel García Viejo, fallecido el pasado 25 de septiembre.
Los sindicatos sanitarios y expertos apuntan a que hubo falta de formación para la treintena de sanitarios que trataron a los religiosos infectados.
"Estamos superindignadas porque parece que nosotras, que nos jugamos la vida cada vez que entramos, somos los responsables de esto", dijo a Reuters Elena, una enfermera que trabajó con Teresa en el Carlos III.
"Tomamos todas las precauciones que nos han dado. (Es) una víctima, y la están criminalizando todo el tiempo, como si fuera ella la responsable de lo que está ocurriendo", añadió.
Las noticias sobre el contagio también han agitado a la opinión pública sobre la gestión de la administración y las autoridades sanitarias, en un país que ha sufrido profundos recortes de gastos debido a la austeridad pública realizada en los últimos años.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pedido tranquilidad y dijo que un brote que afecte a mucha gente era muy improbable, mientras los medios publican multitud de informaciones, columnas y gráficos sobre el virus.
El portavoz de Sanidad del Partido Popular, Rubén Moreno, dijo en declaraciones televisadas que no se había relajado el protocolo, sino que podía haber habido un error humano.
Peter Piot, profesor en Escuela de Medicina Tropical de Londres y uno de los descubridores del virus del ébola hace casi 40 años, dijo a periodistas en Ginebra el miércoles: "El error más pequeño puede ser fatal".
"Por ejemplo, un momento peligroso es cuando te desvistes, sales de la habitación aislada, te quitas el traje de protección, estás lleno de sudor y te quitas las gafas y haces así", dijo, frotándose los ojos. "Y eso puede ser el final", añadió.
La investigación sobre cómo contrajo Romero la enfermedad continúa. Moreno dijo que la ambulancia que recogió a la enfermera en su casa, aunque fue desinfectada entre viajes, siguió llevando a otros pacientes al hospital sin dejar de utilizarse hasta que se supo que había contraído el ébola.
Es poco probable que los pacientes transportados en la ambulancia hayan contraído la enfermedad, dijo, porque no tuvieron contacto directo con la enfermera, pero estaban en vigilancia. No indicó cuántos pacientes viajaron en la ambulancia, aunque los medios españoles dijeron que fueron siete.
"Ha empeorado pero no puedo dar más información", dijo a los medios la subdirectora del hospital, Yolanda Fuentes, a las puertas del centro.
Fuentes no aportó datos sobre el tratamiento que estaba recibiendo la enfermera, quien dijo que había pedido que no se traslade ninguna información sobre su estado de salud ni sobre su situación clínica.
Teresa Romero, de 44 años, es el primer caso de ébola contagiado en Europa y se encuentra aislada desde el lunes, cuando se detectó que había contraído la enfermedad después tratar a los dos religiosos españoles repatriados desde Liberia y Sierra Leona este verano y fallecidos poco después.
Otras 13 personas, entre ellas el marido de Romero, se encuentran en observación aislados en el centro madrileño. Los últimos siete ingresos se produjeron en la noche del jueves, dijo el hospital La Paz-Carlos III en una actualización del estado de los pacientes ingresados.
Los últimos en llegar al hospital, todos sin síntomas de la enfermedad, son dos enfermeras y un enfermero, una médico, un celador y dos peluqueras que estuvieron en contacto con la enfermera infectada.
La paciente había visitado a varios médicos durante una semana antes de que se le detectara el virus infeccioso tras ingresar en el hospital de Alcorcón (Madrid) próximo a su domicilio.
Los nuevos ingresos están en la misma planta que el marido de la infectada, reservada para vigilar a los contactos de alto riesgo que no tienen síntomas, donde también se encuentran otros cuatro médicos que la atendieron.
El hospital dijo por la noche que también había dado el alta a un enfermero del equipo que había tratado a los religiosos, después de dar de alta a otros dos pacientes en vigilancia al dar negativo en el último test de ébola.
El hospital que estaba evacuando otra planta del hospital con 18 pacientes - que serán dados de alta o trasladados a otros centros de la región- para dejar sitio a un equipo de unos 10 trabajadores sanitarios que se encargarán en exclusiva de tratar a los pacientes relacionados con el ébola.
El peor brote de la historia de esta enfermedad, iniciado en marzo en África occidental, ha causado la muerte de más 3.400 personas en Guinea, Sierra Leona y Liberia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ve inevitable que haya más casos de contagio en Europa en los próximos meses.
¿FALLO DE PROTOCOLO O DESCUIDO?
Las autoridades sanitarias españolas han defendido los protocolos sanitarios seguidos en el traslado de los dos religiosos desde África, y apuntan a que el contagio pudo deberse a un descuido de la enfermera, que se prestó voluntaria a atender a los religiosos en el mismo centro en el que hoy ella se encuentra aislada.
Según los responsables médicos, pudo contraer el ébola al tocarse la cara con los guantes con los que había accedido a la habitación del religioso Manuel García Viejo, fallecido el pasado 25 de septiembre.
Los sindicatos sanitarios y expertos apuntan a que hubo falta de formación para la treintena de sanitarios que trataron a los religiosos infectados.
"Estamos superindignadas porque parece que nosotras, que nos jugamos la vida cada vez que entramos, somos los responsables de esto", dijo a Reuters Elena, una enfermera que trabajó con Teresa en el Carlos III.
"Tomamos todas las precauciones que nos han dado. (Es) una víctima, y la están criminalizando todo el tiempo, como si fuera ella la responsable de lo que está ocurriendo", añadió.
Las noticias sobre el contagio también han agitado a la opinión pública sobre la gestión de la administración y las autoridades sanitarias, en un país que ha sufrido profundos recortes de gastos debido a la austeridad pública realizada en los últimos años.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, ha pedido tranquilidad y dijo que un brote que afecte a mucha gente era muy improbable, mientras los medios publican multitud de informaciones, columnas y gráficos sobre el virus.
El portavoz de Sanidad del Partido Popular, Rubén Moreno, dijo en declaraciones televisadas que no se había relajado el protocolo, sino que podía haber habido un error humano.
Peter Piot, profesor en Escuela de Medicina Tropical de Londres y uno de los descubridores del virus del ébola hace casi 40 años, dijo a periodistas en Ginebra el miércoles: "El error más pequeño puede ser fatal".
"Por ejemplo, un momento peligroso es cuando te desvistes, sales de la habitación aislada, te quitas el traje de protección, estás lleno de sudor y te quitas las gafas y haces así", dijo, frotándose los ojos. "Y eso puede ser el final", añadió.
La investigación sobre cómo contrajo Romero la enfermedad continúa. Moreno dijo que la ambulancia que recogió a la enfermera en su casa, aunque fue desinfectada entre viajes, siguió llevando a otros pacientes al hospital sin dejar de utilizarse hasta que se supo que había contraído el ébola.
Es poco probable que los pacientes transportados en la ambulancia hayan contraído la enfermedad, dijo, porque no tuvieron contacto directo con la enfermera, pero estaban en vigilancia. No indicó cuántos pacientes viajaron en la ambulancia, aunque los medios españoles dijeron que fueron siete.
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