MADRID (Reuters) - La auxiliar de enfermería española infectada con ébola, Teresa Romero, se mantiene estable dentro de la gravedad, dijo el miércoles el comité que se encarga de gestionar la crisis desencadenada tras el primer contagio conocido del virus fuera de África.
Los 15 ingresados en el mismo hospital que habían mantenido contacto con la paciente, principalmente personal sanitario y el marido de la infectada, siguen sin manifestar síntomas.
La enfermedad tiene un periodo de incubación de 21 días y se transmite sólo a partir de que el paciente manifieste síntomas, entre los cuales hay fiebre, diarrea, vómitos y hemorragias.
Romero, de 44 años, se encuentra aislada en el hospital Carlos III de Madrid, donde permanece desde que el 6 de octubre se confirmó que había dado positivo por ébola tras tratar a dos religiosos españoles contagiados de ébola que habían sido repatriados de África y que fallecieron poco después.
La portavoz de la familia de la contagiada dijo el miércoles a periodistas que la paciente ha hablado por teléfono con su marido y ha manifestado que se encuentra mejor y que ha comenzado a tomar líquidos.
Romero contó a su marido que volvería a atender a otro paciente con ébola, según la portavoz de la familia, María Teresa Mesa.
"¿Lo vas a volver a hacer, jugarte la vida?", preguntó el marido en la conversación entre ambos, según declaraciones de Mesa a los medios.
"Ya tengo los antivirus, ya no pasa nada", contestó la paciente, según Mesa.
Los expertos habían anunciado la víspera que su estado había mejorado levemente tras 15 días de evolución de la enfermedad.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, consideró el miércoles que la crisis del ébola en España es un asunto que está "encauzado".
El Gobierno dio el viernes un cambio de timón al asumir de forma directa la gestión de la crisis tras una serie de críticas de expertos y medios hacia el Ministerio de Sanidad y la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid por los protocolos aplicados y su reacción tras el contagio.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha advertido de que esta semana se pueden alcanzar los 9.000 casos en África Occidental, donde se originó el último brote de la enfermedad, que ha matado a más de 4.400 personas.
El propio comité ha advertido de que las autoridades sanitarias deben estar preparadas por la posibilidad de que puedan aparecer nuevos posibles casos.
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