MADRID (Reuters) - La crisis griega podría no contagiar demasiado a la economía española, pero su efecto se deja sentir en la agitada escena política nacional a menos de seis meses de unas elecciones generales que se adivinan como las más disputadas de los últimos años.
En cualquier otro momento, las fricciones entre sus opositores habrían sido un regalo para las ambiciones del presidente del Gobierno Mariano Rajoy. Pero el líder conservador se enfrenta a un problema espinoso: cómo ayudar a Grecia para evitar una debacle económica en la recta final de las elecciones de España, sin ofrecer al mismo tiempo argumentos a las formaciones populistas en su campo.
Podemos, el grupo europeo más cercano al partido izquierdista Syriza del primer ministro griego, Alexis Tsipras, ocupa el tercer puesto en los sondeos preelectorales ante las expectativas de que podría poner fin a la política de austeridad que ha empobrecido a gran parte de la población española.
"Ten por seguro, Alexis, que los tiempos están cambiando. 2015 es el año del cambio y pronto seremos más fuertes", dijo el miércoles, el líder de Podemos, Pablo Iglesias, al Parlamento Europeo.
Podemos argumenta que los partidos de centro-izquierda de Europa, incluidos los socialistas de España, han respaldado las políticas excesivamente austeras promovidas por la derecha que no han sido capaces de impulsar el crecimiento o el empleo.
"Vuelvo a apelar en esta cámara a la familia socialista", dijo Iglesias. "Den el paso, pásense al bando que defiende los derechos sociales y abandonen de una vez esta maldita gran coalición que nos esta llevando al desastre".
Los asesores de Iglesias dicen que su estrategia actual no consiste en cortejar a los votantes de centro y distanciarse de Syriza, sino más bien en convertirse en el principal partido de la izquierda y ganarse el voto popular.
Esta estrategia, explican, forzaría al líder del Partido Socialista Pedro Sánchez a elegir entre apoyar un gobierno liderado por Podemos o una "gran coalición" de fuerzas de derecha y de izquierda dirigida por el Partido Popular.
El PSOE dice que no participará en una gran coalición, pero la perspectiva de que podría ser superado por Podemos se está convirtiendo poco a poco en algo más plausible, especialmente desde que las formaciones apoyadas por Podemos se hicieron con las alcaldías de las tres ciudades más grandes de España el mes pasado.
RAJOY NO HACE CONCESIONES
Como resultado del avance de Podemos, Rajoy ha intensificado su campaña en contra del partido izquierdista y de los socialistas. El presidente del Gobierno utilizó la actualidad y aseguró que una alianza de izquierda traería controles de capital a España dentro de seis meses y repercutiría negativamente en el crecimiento y en el endeudamiento.
"Hablar es muy fácil y prometer es muy fácil, pero gobernar es un poco mas complicado," dijo Rajoy el miércoles.
"La política reformista que hemos puesto en marcha ha funcionado y dar marcha atrás ahora sería un disparate. Cuando veo que el PSOE quiere cambiar todo lo que hemos decidido en los últimos tiempos con el apoyo de Podemos, pienso que es malo para España y muy malo para los españoles."
Sin embargo, la política de Rajoy ha dado un resultado mixto, y hasta ahora la apelación al miedo ha tenido poco o ningún impacto sobre Podemos.
El paro sigue en niveles insoportables del 24 por ciento, por debajo de su récord de 2013 del 27 por ciento, pero todavía más alto que cuando Rajoy llegó al poder en 2011. Sin embargo, el Ejecutivo español espera que el PIB del país marque una de las tasas más altas de Europa con un crecimiento previsto de alrededor de un 3,3 por ciento este año.
Un sondeo de opinión hecho público la semana pasada apuntaba a un virtual empate del Partido Socialista el Partido Popular y Podemos en intención de voto. Los partidos de izquierda combinados, incluyendo Izquierda Unida, suman una intención de voto cercana al 50 por ciento.
Alrededor del 37 por ciento de los encuestados se mostró favorable a una coalición entre Podemos y el Partido Socialista mientras que el 29 por ciento aplaudiría una gran coalición.
Los analistas explican que un acuerdo que estabilice la situación en Atenas, incluso si lleva aparejadas duras reformas económicas, podría dar a Podemos nuevos argumentos para desafiar las últimas reformas económicas en el país y atraer a más votantes tradicionalmente fieles a los socialistas.
La alternativa de Rajoy - una salida de Grecia de la zona euro - podría provocar un mayor impacto, ya que podría ahuyentar a los votantes de Podemos.
Sin embargo, la velocidad inusual con la que el gobierno de Rajoy dijo que Grecia debe permanecer en la zona euro tras el referéndum del domingo sugirió que no estaba listo para jugar esa carta.
No sólo nublaría la narrativa de la recuperación económica que es la piedra angular de su campaña de reelección, esta baza también podría poner a España en el punto de mira de los inversores internacionales, según los analistas.
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