CATALUÑA/EL PARLAMENT: APRUEBA PEDIR AL CONGRESO PODER CONVOCAR LA CONSULTA DEL 9-N

MADRID (Reuters) - El Parlament votó el jueves a favor de pedir al Congreso de los Diputados que le delegue la competencia de poder convocar una consulta antes de que acabe el año en la que preguntar a los catalanes si quieren la independencia, en una votación que provocó divisiones en el Partido Socialista Catalán.
La propuesta fue aprobada por 87 votos a favor - los de la coalición Convergencia i Unió en el poder, más sus socios independentistas de ERC, el grupo ecologista de izquierdas ICV-EUiA y tres diputados disidentes del Partido Socialista catalán - y 43 votos en contra del Partido Popular, el resto del PSC y Ciutadans.
La medida obtuvo el apoyo de casi dos tercios de la Cámara autonómica a pesar de la abstención de los tres diputados independentistas de la CUP y gracias a los tres socialistas díscolos, confirmando la fractura en un partido que gobernó en coalición en Cataluña entre 2003 y 2010.
El Gobierno catalán de centroderecha presidido por Artur Mas tiene la intención de convocar la consulta soberanista el 9 de noviembre, aunque el Gobierno nacional de Mariano Rajoy ha asegurado que no tendrá lugar porque no tiene cabida en la Constitución, ya que la soberanía es de todo el pueblo español.
El próximo paso del desafío planteado por Mas será que el Parlament designe a tres diputados, que acudirán al Congreso a defender una propuesta que será tumbada ante el rechazo no solo del Partido Popular en el poder, que tiene mayoría absoluta, sino del principal partido de la oposición, el PSOE.
Se espera que entonces el presidente catalán convoque la consulta de cualquier modo, lo que sería recibido con un recurso del Gobierno central ante el Tribunal Constitucional, donde también previsiblemente será rechazada.
Mas ha dicho que una vez agotadas estas vías, las elecciones autonómicas previstas para 2016 serían utilizadas como una consulta soberanista.
FRACTURA EN EL PSC
Una de las consecuencias más importantes de la votación del jueves fue la división de los socialistas, un partido que tradicionalmente era el segundo más votado en Cataluña - incluso el primero en las elecciones nacionales - y que en las últimas autonómicas quedó en tercera posición ante el aumento del fervor independentista alimentado por la crisis económica.
La dirección del PSC, que el miércoles ya sufrió una baja en sus 20 diputados con la renuncia al escaño del también alcalde de Lérida, Ángel Ros, pedirá a los tres diputados díscolos que entreguen su escaño.
"No hemos roto en ningún momento la unidad del PSC, hemos defendido la pluralidad del PSC", afirmó en rueda de prensa Marina Geli, exconsellera socialista y una de los tres disidentes. "Lo hemos hecho por fidelidad a nuestra conciencia", agregó, junto a sus dos compañeros, Joan Ignasi Elena y Núria Ventura.
En otra muestra de división interna, las dos candidatas en las primarias del partido para la alcaldía de Barcelona, la diputada Rocío Martínez Sampere y la exparlamentaria Laia Bonet, dijeron que abandonarán sus cargos en la comisión ejecutiva del PSC.
Cataluña ha sido uno de los graneros de votos del Partido Socialista, que en caso de escisión en el PSC podría encontrarse con un gran problema en su intento de volver al poder y de aprovechar el descontento de los españoles con el Gobierno del PP por las duras medidas de austeridad.
PRESIÓN SOBRE RAJOY
Dirigentes políticos y empresariales han aumentado la presión sobre Rajoy para que desactive la situación ofreciendo a Mas mayor control fiscal a cambio de abandonar la idea del referéndum.
Hasta Isidre Fainé, el presidente de La Caixa, el tercer mayor banco de España, pidió esta semana "un gran acuerdo", pero el presidente del Gobierno se ha negado a negociar con Mas.
"El Gobierno de Mariano Rajoy no aceptará chantajes", dijo la dirigente del PP catalán Alicia Sánchez Camacho, en el debate del jueves.
Los más críticos están preocupados porque la inercia de Rajoy esté ayudando al independentismo en Cataluña, pero varios factores podrían jugar a su favor.
La incipiente recuperación económica podría despegar, suavizando la tensión sobre el pacto fiscal, la tradicional reivindicación de las autoridades regionales. Además, la incertidumbre sobre el futuro de Cataluña en la Unión Europea o en el euro podría hacer recapacitar a muchos votantes.
El presidente del Gobierno tiene pocos incentivos para negociar, según Antonio Barroso, analista político de Teneo Intelligence, y dar un pacto fiscal amplio a Cataluña enfadaría a otras autonomías.
Pero el sentimiento independentista ha crecido notablemente en los últimos años, y hay encuestas que muestran que hasta un 80 por ciento de los catalanes quiere al menos poder votar sobre este asunto.

"Rajoy puede hacerse el loco todo lo que quiera. Cuando tengamos un mandato popular, lo llevaremos a la comunidad internacional e iremos por la independencia y pediremos apoyo internacional", dijo Alfred Bosch, líder de ERC, el partido más favorecido por las encuestas.¡

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