FILIPINAS/CATÁSTROFE: EEUU Y REINO UNIDO ENVÍAN BUQUES DE GUERRA PARA AYUDAR A FILIPINAS

TACLOBAN, Filipinas (Reuters) - Un portaaviones de Estados Unidos zarpó el martes con destino a Filipinas para ayudar a acelerar las tareas de ayuda después de que un tifón causara unos 10.000 muertos en una sola ciudad del archipiélago asiático, en medio del temor a que la cifra pueda dispararse a medida que los equipos de rescate van llegando a las ciudades más devastadas.

Junto con el portaaviones nuclear USS George Washington, que lleva unos 5.000 marineros y más de 80 aviones, navegan otros cuatro buques de la Armada de Estados Unidos, dijo el Pentágono, confirmando una noticia de Reuters.
"El tiempo es muy malo ahí fuera, así que estamos limitados por los mares y el viento", dijo a los periodistas en Hong Kong el capitán Thomas Disy, comandante del USS Antietam, un crucero lanzamisiles que forma parte del grupo de combate del portaaviones. "Pero vamos a ir lo más rápidos que podamos".
Las autoridades filipinas se han visto desbordadas por la magnitud del tifón Haiyan, uno de los más fuertes de los que hay registro, que golpeó el viernes las islas del centro de Filipinas y arrasó Tacloban, la capital costera de la provincia de Leyte y donde las autoridades temen que hayan muerto unas 10.000 personas, muchas ahogadas por un muro de agua similar a un maremoto.
Los suministros de ayuda llegaron a la zona en carreteras salpicadas de cadáveres sin recoger y montañas de escombros. Los servicios de rescate trataban de llegar a otras ciudades y pueblos aún aislados, lo que podría revelar el auténtico alcance de la devastación.
"Hay centenares de otros pueblos y localidades a lo largo de miles de kilómetros que estaban en el camino del tifón y con las que se han cortado las comunicaciones", dijo Natasha Reyes, coordinadora de emergencias en Filipinas de Médicos Sin Fronteras.
"Nadie sabe cuál es la situación en estas zonas más rurales y remotas, y va a pasar algún tiempo hasta que tengamos toda la visión". Reyes calificó la devastación de sin precedentes en filipinas, un archipiélago de más de 7.000 islas golpeado por unos 20 tifones al año, comparando la tormenta con "un terremoto enorme seguido por gigantescas inundaciones".
Unas 660.000 personas se han visto desplazadas y muchas no tienen acceso a alimentos, agua o medicamentos, dijo Naciones Unidas.
Reino Unido también enviará un buque de su Armada con potabilizadoras de agua de mar y aviones de transporte militar. El HMS Daring dejó Singapur y se espera que llegue en dos o tres días.
LLENO DE CADÁVERES
El presidente Benigno Aquino declaró el estado de calamidad nacional y desplegó a cientos de soldados en Tacloban, que era una vibrante ciudad portuaria de 220.000 habitantes que ahora está llena de escombros y cadáveres sin ninguna señal de autoridad gubernamental, mientras los funcionarios se centran en salvar a sus familias y conseguir comida.
"Básicamente, la única rama del Gobierno que está funcionando aquí es el Ejército", dijo a Reuters en Tacloban el capitán de la Armada filipina Ruben Guinolbay. "Eso no es bueno. No se supone que debamos asumir el papel del Gobierno", dijo.
El gobierno local de la ciudad fue eliminado por la tormenta, dijo el secretario de Interior Manuel Roxas. Los funcionarios están muertos, desaparecidos o demasiado superados por el dolor para trabajar. Por ejemplo, de los 293 policías, solo 20 habían acudido a trabajar, afirmó.
"Hoy hemos estabilizado la situación. Ya no hay noticias de saqueos. El suministro de comida está llegando. Hasta 50.000 paquetes de comida, y cada uno puede alimentar a una familia entre tres y cinco días.
La secretaria del Departamento de Bienestar Social y Desarrollo, Corazon Soliman, dijo que la ayuda ha llegado a un tercio de las 45.000 familias de la ciudad. La mayoría de las tiendas están cerradas, destruidas o afectadas por los saqueos.
"Las que abrieron vieron cómo los productos desaparecían rápidamente", afirmó.
CAOS EN EL AEROPUERTO
Dos aviones de transporte de la Fuerza Aérea filipina C-130 aterrizaron en el aeropuerto de Tacloban el martes temprano, pero descargaron más soldados que suministros de ayuda. Entre las decenas de soldados se encontraba una unidad de las Fuerzas Especiales, lo que subraya las preocupaciones sobre disturbios civiles en una ciudad en la que se ha distribuido poca ayuda.
Las Fuerzas Especiales fueron desplegadas inmediatamente en el aeropuerto para contener a las familias enfadadas y desesperadas que esperaban bajo la lluvia con la esperanza de embarcar en los aviones que regresan a Manila.
"¡Atrás! ¡Vuelvan al edificio!", gritaron militares de la Fuerza Aérea a través de megáfonos, haciendo gestos a la multitud para que volvieran al interior de la terminal dañada. Muchos habían caminado durante horas desde sus casas destruidas, llevando sus escasas pertenencias.
Los enfermos, niños y ancianos fueron subidos primero a bordo. Bebés pálidos fueron pasados sobre la multitud y llevados con varias personas heridas. Muchas personas lloraban y rogaban a los funcionarios que los dejaran ir.
"Mi casa simplemente se disolvió en el agua", contó Marivel Saraza, de 39 años, que había llevado a sus seis hijos tierra adentro antes de la llegada del tifón, pero se quedó para proteger su casa, a tiro de piedra del mar.

Acabó luchando contra una ola que le llegó hasta el pecho para llegar a un terreno más elevado, mientras el agua destrozaba su vivienda de cemento de dos pisos.

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