CIUDAD DEL VATICANO (Reuters) - El papa Francisco atacó el capitalismo sin límites como "una nueva tiranía invisible" e instó a los líderes globales a combatir la pobreza y la creciente desigualdad, en un documento difundido el martes que establece una plataforma para su pontificado y pide una renovación de la Iglesia Católica.
En el documento, Francisco fue más allá de comentarios previos al criticar el sistema económico global, atacar la "idolatría del dinero" y suplicar a los políticos que garanticen a todos los ciudadanos "trabajo digno, educación y cuidado de la salud".
También pidió a las personas adineradas que compartan su riqueza.
"Así como el mandamiento de 'no matar' pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir 'no a una economía de la exclusión y la inequidad'. Esa economía mata", escribió Francisco en el documento publicado el martes.
"No puede ser que no sea noticia que muere de frío un anciano en situación de calle y que sí lo sea una caída de dos puntos en la bolsa", agregó.
El Papa dijo que la renovación de la Iglesia no puede ser postergada y agregó que el Vaticano y su jerarquía arraigada "también necesitaban escuchar la llamada de la conversión pastoral".
"Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades", escribió.
El teólogo italiano Massimo Faggioli recibió con beneplácito el trabajo, al que catalogó como "el manifiesto de Francisco", mientras que el veterano analista del Vaticano John Thavis lo calificó como una "Carta Magna para una reforma de la Iglesia".
"El mensaje sobre la pobreza pone al papa Francisco en un curso de choque con el pensamiento católico neoliberal, especialmente en Estados Unidos", dijo Faggioli, un experto en el Concilio Vaticano Segundo y la reforma de la Iglesia Católica.
Otros analistas católicos agregaron que la línea progresista en la Iglesia podría estar en desacuerdo con el rechazo del documento a la ordenación de mujeres, aunque deja abierta la puerta para que las mujeres asuman posiciones de "toma de decisiones" en la institución.
ESTILO SIMPLE
En julio, Francisco culminó una encíclica comenzada por el papa Benedicto XVI, pero dejó claro que era principalmente el trabajo de su predecesor, quien renunció en febrero.
Llamada "Evangelii Gaudium" (La Alegría del Evangelio), la exhortación está presentada en el estilo de una prédica simple y cálida de Francisco, distinta de los escritos más académicos de Papas anteriores, y subraya la misión central de la iglesia de predicar "la belleza del amor salvador de Dios hecho manifiesto en Jesucristo".
En una meditación sobre cómo revitalizar una iglesia que sufre una creciente secularización en los países occidentales, la exhortación se hizo eco del fervor misionero escuchado con más frecuencia entre los protestantes, quienes han seducido a muchos católicos descontentos en la Latinoamérica nativa del Papa de 76 años.
En ella, la inequidad económica se presenta como uno de los temas que más preocupan a Francisco, quien llama a una revisión de todo el sistema financiero y advierte que la distribución desigual de la riqueza inevitablemente lleva a la violencia.
Negando que esto sea simple populismo, instó a la acción "más allá de una mentalidad simple de bienestar" y agregó: "¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!".
Desde su elección, Francisco ha establecido un ejemplo de austeridad en la iglesia, al vivir en una casa de invitados del Vaticano en lugar del Palacio Apostólico, viajar en un Ford Focus y al suspender el mes pasado a un obispo que gastó millones de euros en su lujosa residencia.
Eligió ser llamado "Francisco" por el santo medieval italiano del mismo nombre, famoso por elegir una vida austera.
El cardenal de Múnich Reinhard Marx, uno de los ocho consejeros especiales del Papa, dijo que Francisco destinó sus críticas a la sociedad moderna, "pero también a la iglesia misma, que siempre está tentada a ser introspectiva y traicionar su misión de evangelización".
Al subrayar la cooperación entre las religiones, Francisco citó la idea del fallecido Pontífice Juan Pablo II de que el papado debe ser rediseñado para promover lazos más cercanos con otras iglesias cristianas y destacó lecciones que Roma podría aprender de los ortodoxos como la modalidad del sínodo o un liderazgo descentralizado.
Francisco elogió la cooperación con los judíos y musulmanes e instó a los países islámicos a garantizar a sus minorías católicas la misma libertad religiosa que los musulmanes gozan en Occidente.
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